– ¿Por qué estás en contra del sistema educativo?
– Porque creo que la escuela tradicional fomenta la competencia y la rivalidad en lugar de la solidaridad, el compañerismo y la transmisión de valores en general. Pero sobre todo, creo que inhibe, impide y prohíbe la creatividad natural del ser humano. Porque no creo que todos aprendamos a un mismo ritmo, ni al mismo tiempo. Tampoco tenemos todos los mismos intereses ni las mismas habilidades para las mismas cosas. No creo que los exámenes y las evaluaciones estándares reflejen realmente el esfuerzo, el aprendizaje ni el grado de brillantez de cada persona. El sistema educativo actual está desarrollado para proveer mano de obra obediente y estandarizada a un sistema laboral explotador del que se beneficia una pequeña élite global. Está dirigido a satisfacer al sistema económico, y es negligente hacia la cultura, la ciencia, las artes y las humanidades. La educación actual se compra igual que se adquiere cualquier otro producto: si tienes dinero podrás comprarte un diploma de una “buena” escuela que te abrirá puertas y te brindará oportunidades.
– ¿Entonces crees que con un sistema educativo alternativo que despierte la curiosidad y el interés de los alumnos, que sea flexible, sin evaluaciones ni exámenes estandarizados, sin uniformes, sin agenda escolar estricta, sin profesores pero con guías que crean en la enseñanza participativa, con un programa adaptado a cada niño enfocado en promover valores y que premie el esfuerzo, pero sobre todo que impulse, respete y defienda la creatividad y el sentido crítico de cada niño, habría más Carlos Slim en el mundo?
– Euh…. quizá… Pero creo que el problema empieza ahí, en ver en alguien como Carlos Slim la representación del éxito y fijarse como objetivo de vida el tener dinero y acumular bienes materiales, a como dé lugar…
No sé si habría más Carlos Slim, pero estoy segura de que habría más Tomás Alva Edison, Pierre Curie, más Hermanos Wright, más Leonardo Da Vinci, Galileo Galilei, Alfred Nobel, Agatha Christie… Y sin duda más Einsteins, Franklins, Mozarts, Lincolns, Washingtons. Más Stephen Hawkings y Steve Jobs… No es casualidad que ninguno de ellos haya ido a la escuela.
No sé si habría más millonarios, pero si estoy segura que habría gente más creativa, más empática, más honesta, más tolerante, más justa, más compasiva, más altruista, más realizada y plena, más espiritual. En fin, gente más FELIZ.
P.D. Si te interesa el tema, tienes que ver esto:
Cambio de paradigma en la educación
La educación prohibida
Repensar la educación para cambiar al mundo