Complejidades del Primer Mundo

Después de ocho años de tercermundismo, henos aquí de vuelta al corazón de Europa,  entre las montañas del Jura y de los Alpes, con un pie en Francia y otro en Suiza. Este primer mundo europeo tan diferente a todos los demás, pero sobre todo al primer mundo estadounidense donde el consumismo es tan importante que llega a hacernos creer que realmente necesitamos tener un desodorante roll-on para el ano. El servicio al cliente ha llegado a niveles tan absurdos que hasta nos quieren convencer de que hay personas que tienen la capacidad de ser extremadamente felices de estar oyendo todo el día quejas de la empresa que representan.  Y es que en Estados Unidos el desarrollo y la calidad de vida se traducen en tener una vida fácil, estar cómodos  y cansarse lo menos posible. Por eso no necesitas moverte de tu casa para comprar cualquier cosa imaginable e inimaginable, o si decides salir tienes a tu alcance carritos eléctricos que evitan que te canses caminando. Hay tiendas abiertas las 24 horas del día los 365 días del año.

A su vez, el primermundismo japonés se enfoca en el individualismo, el respeto al prójimo pero sobre todo en la producción industrial y el avance tecnológico. Por eso hay empresas que ofrecen lugares donde puedes desatar tu furia rompiendo platos pero sin molestar a nadie más, o instalaciones en las oficinas para siestas obligatorias de 5 minutos, que harán que sus robots, perdón, sus empleados, sean más eficaces. En Japón usan todas sus energías para lograr que la tecnología remplace al hombre, por eso hay perros robots, aspiradoras robot, consoladores robot.

En Europa, y particularmente en Francia, el primer mundo significa tener una excelente calidad de vida, pero lo más complicadamente posible. Quizá como consecuencia de las guerras mundiales, los franceses tienen alma de mártires y no les gusta que nada sea fácil ni que se pueda lograr en un solo día. Prácticamente ningún trámite administrativo se puede realizar rápidamente. Las cosas fáciles y rápidas son para las Repúblicas Bananeras. Aquí te calmas con tu prisa, primero hablas por teléfono, das los buenos días, preguntas los horarios y sobre todo preguntas en qué horario te puede atender la persona responsable, haces cita, te presentas a expresar tu solicitud, das las gracias y te despides como te enseñaron en la escuela, te vas a tu casa, esperas en promedio una semana y después regresas a ver si se solucionó tu problema. Si no se solucionó entonces vuelves a empezar de cero. También hay que saber que entre el 15 de julio y el 15 de agosto hay lo que se llama hoyo negro en el calendario y ningún problema podrá ser resuelto en ese lapso.

Aquí las cosas deben de costar trabajo, si quieres ver un hermoso paisaje tendrás que echarte 6 horas de marcha montañosa,  pero ni soñar en subirte al teleférico para llegar más pronto pues simplemente no hay teleférico. Así, hasta las cosas más simples como ir al supermercado, en Francia se vuelven una odisea. Si vas a ir al súper te tienes que preparar con mínimo media hora de anticipación. Primero obviamente checas que el día y la hora coincidan con los horarios de apertura del establecimiento. Olvídate si se te ocurrió hacer compras en domingo o después de las 7pm. Además no debes olvidar llevar tus propias bolsas  ecológicas, ni tampoco debes olvidar llevar una moneda de 1€ (no de 2€) para tener derecho a usar un carrito.  Si llegas sin una de estas dos cosas entonces te encuentras en serios aprietos, y tendrás que pasar por la humillación de admitirle a la cajera que tuviste una pésima planeación, teniendo que comprar bolsas de plástico o suplicándole que te cambie un billete para poder sacar un carrito.

Otra de las cosas que hacen los franceses para complicarse la vida es establecer horarios humanamente imposibles de memorizar. Así, por ejemplo, el Ayuntamiento está abierto los lunes y miércoles de 9am a 12pm y de 2pm a 6pm, los martes de 8am a 12pm, los jueves de 8am a 2pm y los viernes de 9am a 12pm y  de 2pm a 5pm  (¿!sólo dos días de la semana tienen el mismo horario?!). Pero no es el único lugar con horarios tan complejos… la tienda de artículos para bebés abre los lunes de 2pm a 7pm, los martes, miércoles, jueves y viernes de 10am a 12pm y de 2pm a 7pm,  y los sábados de 10am a 7pm.  Y la complejidad no se encuentra sólo en los horarios pero también en la presentación en la que se exhiben:

Estos son los horarios de mi banco:

 

¿Por qué los jueves abren 45 minutos más tarde que lo normal? ¿Por qué los lunes están cerrados? Eso sólo Dios y los impulsores de las 35horas semanales de trabajo lo saben.

Obviamente, ni soñar en encontrar algo abierto un domingo, o querer comer en un restaurant después de las 2pm. Aquí se come entre 12 y 2, punto. Si te dio hambre más tarde entonces no te queda de otra más que ir a McDonalds.

Al parecer en estos países dónde todas las necesidades básicas (salud, educación, alimento y hasta entretenimiento) están resueltas, la gente busca complicarse la vida con otros aspectos, y hasta condicionan su estado de ánimo con variables externas como el clima. Prácticamente a cualquier hora del día uno puede prender la televisión y ver en uno de los canales el estado del tiempo. La météo, como dicen los franceses, determinará si sonreirás o te quejarás todo el día, si andarás de buenas o andarás de malas. Y como desgraciadamente por estos rumbos el sol y el calor se dan mucho que desear, entonces la gente anda de malas prácticamente 300 días al año. Los otros 65 días están de buenas así que aprovechan para irse todos de vacaciones, al mismo tiempo y al mismo lugar. Pero llegando al sur de Francia en el mes de agosto todos los que estaban de buenas se pusieron de malas debido al tráfico en las carreteras, pues en lugar de hacer dos horas de trayecto haces seis, y porque en la playa el mayor espacio posible entre dos toallas es de 5cm. Y cuando digo que todos se van de vacaciones no hablo en vano, hasta los programas de televisión (excepto la méteo claro) y las revistas se van de vacaciones en julio y regresan en septiembre.

Y así, con estas complejidades, una tercermundista proveniente de un país donde nomás por el simple hecho de respirar damos las gracias, donde el sol se deja ver todos los días y los únicos que ven el estado del tiempo son los hombres y eso con tal de verle las piernas o el escote a la presentadora, y donde todo está abierto todo el año y todo el tiempo, o en el peor de los casos de 9am a 6pm, se va acoplando poco a poco a vivir en un país desarrollado, y se acostumbra a esperar a que sea septiembre para reiniciar actividades, a comer a las 12pm y a hacer cita hasta para ver a un amigo, sabiendo que muy probablemente el dentista la recibiría antes.

Donc voila, esto es una pequeña síntesis del precio a pagar (más el 30% de impuestos, claro) por vivir en una sociedad libre, democrática y en pleno respeto de los derechos fundamentales y laborales del hombre. Una sociedad con acceso a agua potable con el sólo gesto de abrir un grifo. Sin corrupción y con una policía honesta. Con ciudades armónicas donde el urbanismo y la estética general son más importantes que el gusto individual. Con calles limpias y un sistema de reciclaje funcional. Donde los paisajes están libres de cables eléctricos o anuncios espectaculares. Donde se puede ver una película sin tener comerciales cada 5 minutos. Donde las playas, ríos y bosques son realmente propiedad pública. ¿Barato, no?

Acerca de LaLoren

Migrante permanente: 21 años tapatía, 1 lyonesa, 2 parisina, 2 grenadina, 1 guadalupense, 1 chiapaneca, 1.5 chilanga, 1 trinitaria, 0.5 ginebrina, 3.5 panameña, 1.5 libanesa
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