La generación de mi mamá vivió la época de sustitución de importaciones en México. Este modelo económico cierra las fronteras a productos extranjeros a fin de apoyar y hacer crecer la economía nacional. En efecto la economía crece, pues la gente empieza a comprar los productos nacionales (más que nada porque no les queda de otra ya que son los únicos que se venden en el mercado). Sin embargo, los productos, al no tener competencia, son generalmente caros y de mala calidad.
Este hecho hizo que esta misma generación de mexicanos idealizara aún más los productos extranjeros, sobre todo los gringos pues son los que tenemos más cerca. Era la época de la “fayuca”, que volvía locas a las amas de casa al ver que la ropa y los productos gringos en general eran de mejor calidad y más baratos que en México.
Por lo tanto, es en parte culpa de Ávila Camacho y su política económica que mi mamá piensa que Estados Unidos es Dios y Discovery Channel su Biblia. Y es tanto su malinchismo que llega a sobredimensionar las capacidades gringas a grados un tanto extremos. He aquí algunos ejemplos de lo que mi mamá cree que pasa en Estados Unidos:
– La arena no quema y además está compactada con una maquinaria especial que hace que te canses menos al caminar en la playa.
– En Estados Unidos los carruseles para niños están especialmente diseñados para que vayan a una cierta velocidad a la que aún el niño más vomitón no se maree nunca.
– El azúcar es menos dulce (además te lo comprueba diciendo que en México se come un solo Cinnamon Roll y se empalaga muchísimo, en cambio en Estados Unidos se puede comer hasta tres seguidos y no se empalaga… y sustentada en esta teoría mi mamá se comía tres Cinnamon todos los días…).
– Las esponjas en Estados Unidos son mágicas, igual que en el Mundo Mágico de Disney, y borran CUALQUIER mancha (esta teoría es apoyada por otro tío que aunque de otra generación también le llegó el efecto del modelo de sustitución de importaciones).
Obviamente ante esta admiración sin límites, mi mamá cree que los gringos han inventado todo, y son capaces de todo. Tanto así que está convencida que ni pedos se echan, o si se echan seguro que no huelen porque de seguro ya hay unas pastillitas que te tomas y te hace pedos inodoros. Así que si por algo nos llegaba un olor pestilente en cualquier lugar público luego luego volteaba a ver a su nieta… a veces sí era ella… a veces no.