Cuando uno es mamá primeriza no puede evitar compararse con otras mamás. Siento que es un método para evaluar nuestro propio desempeño, y de alguna forma relativizar nuestro rol. Voy a describir la que hasta ahora, desde mi punto de vista, es la mejor mamá que conozco:
Es abogado, pero decidió detener su carrera profesional para dedicarse las 24 horas del día de sus dos hijos de 4 y 2 años. La relación que lleva con ellos está basada en la paciencia, en el diálogo, pero también mucho en la diversión, la estimulación y la creatividad. Prácticamente el 100% de su tiempo lo dedica a sus hijos, a llevarlos a la escuela, a actividades extraescolares, a jugar con ellos, a cocinarles, bañarlos, acostarlos… y lo hace todo con gusto, rara vez se queja.
Ah, se me olvidaba, ésta mamá se llama Toño, y sí, es un amo de casa, o Desperate Househusband, dedicado al hogar y al cuidado de sus hijos mientras su esposa “trabaja” (entre comillas pues el hogar también es un trabajo, y muy mal remunerado por cierto). Es una de esas familias que se fueron por el inciso c). Siendo el inciso a) la “familia tradicional”, dónde el hombre trabaja y la mujer cuida a los niños. El inciso b) sería la “familia moderna”, que se fomenta sobre todo por el movimiento feminista de los años 60s, en dónde tanto el papá como la mamá trabajan.
Pero por diversos factores existe ya una tendencia fuerte por la tercera vía, sobre todo si tomamos en cuenta que en muchos países ya hay más mujeres que hombres estudiando en las universidades, por lo tanto serán también ellas las que tengan más opciones de trabajo y/o mayor remuneración económica. Otro factor también es el grado de conciencia de las parejas con respecto al ideal de familia, y en cuánto a la importancia de la presencia “materna” en los primeros años de los niños, considerando que esta presencia “materna”, aún brindada por el papá, es mejor que la guardería, la niñera o los abuelos.
Estamos acostumbrados a pensar en la igualdad de sexos como el derecho que tienen las mujeres a entrar al mundo de los hombres, a desempeñarse en el plano profesional al mismo nivel o en un nivel superior al de los hombres. Sin embargo, la igualdad de sexo también implica que los hombres ocupen el universo femenino, y que muchas veces lo desempeñen aún mejor que las mujeres. Si pensamos que muchas mujeres presidentes son mejores que muchos hombres, entonces no hay duda de que algunos hombres sean también mejores mamás que algunas mujeres. El acoger, humilde y abiertamente a los hombres en “nuestro mundo” será el verdadero reto para las mujeres y para el movimiento feminista. Tendremos que poner mucha atención en evitar los mismos errores de discriminación de sexo de las que fuimos, y en algunos casos seguimos, siendo víctimas.