El otro día escuchaba a una señora de unos 60 años platicar orgullosa que ella fumaba como chimenea y no pensaba dejarlo nunca pues estaba segura que antes de que se muriera saldrían estudios diciendo que finalmente fumar no era tan malo para la salud. Según ella, el fumar era bueno para manejar el estrés pues te hacía tener respiraciones continuas como las que recomiendan para el yoga o la meditación.
Aunque realmente no creo que nunca nadie se atreva a decir que finalmente la nicotina es buena para salud, y tampoco creo que necesites fumar para aprender a respirar, el comentario me dejó pensando en cómo la mayoría de los vicios tienen como objetivo el disminuir el estrés, distraerte o simplemente dirigir tu atención hacia otra cosa. Por lo tanto la mayoría de las personas tenemos vicios, y hasta el no tener vicios se convierte en un vicio.
El hecho de que todos tengamos vicios no significa que sea algo positivo, aunque en realidad sí hay vicios más perjudiciales que otros, sobre todo los que terminan dañando a terceras personas. Buscando en el diccionario encontré que “vicio” no solamente se refiere al hábito de obrar mal, pero también a una afición excesiva que alguien tiene por algo y que no causa daño.
De ahí la importancia de, en primer lugar, saber escoger nuestros vicios. Hacernos consciente de lo que provocan en nosotros, tanto física como psíquicamente, pero también lo que provocan en nuestro entorno, tanto en las personas como en el ambiente. En segundo lugar, debemos aprender a manejarlos, y no permitir que sean ellos los que nos controlen a nosotros. No llevarlos al radicalismo, sino darles un enfoque de filosofía de vida.
Entonces, me imaginé un mundo lleno de gente adicta a hacer el bien, a hacer cosas positivas para ellos mismos y para los demás. Viciosos del baile, del deporte, de la meditación, de la lectura, de la risa, de la diversión sana. Adictos a superarse y a ayudar. Co-dependientes del aprecio, de la compasión y de la felicidad. Gente obsesionada en lograr metas, en alcanzar nuevos retos, en llegar más lejos, en aprender. Me di cuenta de que si el mundo estuviera lleno de este tipo de viciosos otra cosa sería. Decidí empezar el vicio hoy mismo, ojalá tu también caigas.