Hace unos días vi la película original de “Blanca Nieves y los Siete Enanos”. Es uno de los pocos DVDs de antiguas películas de Disney que aún puedes encontrar, pues ya nada más venden películas del tiempo de Shreck para adelante. Tenía vagos recuerdos, pero me emocionaba la idea de sentarme con mi hija a ver esta película que fue sin duda parte de mi infancia.
Cuál va siendo mi sorpresa que a mitad de la proyección estuve a punto de apagar la tele y pedirle perdón a mi pequeñita por haberla expuesto a semejante aberración. Me di cuenta de que Blanca Nieves y sus amigos se estaban convirtiendo en una mala influencia para mi retoñito, pero sobre todo me hizo reflexionar acerca de los mensajes que se pueden transmitir de manera “inocente” pero que al final de cuentas se quedan anclados en nuestro subconsciente y terminan siendo determinantes en los patrones culturales.
Las conclusiones que me llevaron a prohibirle a mi hija juntarse con Blanca Nieves son las siguientes:
1) Blanca Nieves, quien tiene la vida resuelta puesto que es princesa, es una buena para nada. Dicen que su madrastra la maltrata y la tiene como sirvienta pero en realidad se la pasa todo el día cantando y el único propósito que tiene en su vida es que venga un príncipe por ella y se la lleve a otro castillo para seguir sin hacer nada.
2) La Reina, madrastra de Blanca Nieves, y que aunque no especifican su edad uno deduce que está en plena menopausia, es una persona obsesionada con la belleza (si viviera en estos tiempos ya se hubiera inyectado botox). Realmente esta señora cree que la belleza física lo es todo y es capaz de matar con tal de no perder el trono, pero no el del Reino, sino el del Reinado de Belleza.
3) El espejo mágico es un vil amarra-navajas que no sabe que la belleza es relativa.
4) El príncipe es un hablador, mentiroso, de esos a los que se les llama “lenguas”, que le declara amor eterno a Blanca Nieves al minuto de conocerla.
5) Los 7 enanitos son unos convenencieros, capaces de hospedar a Blanca Nieves y hasta dejarle sus camas con tal de que la otra les haga el aseo y les prepare la cena. Además, los 7 señorcitos no tienen idea de lo que es la higiene personal y llevan años sin bañarse a pesar de trabajar en una mina.
Columna publicada en el Boletín de noticias Malabares el 4 de marzo de 2011