EL FOTOGRAFO
Una pareja llevaba años de matrimonio y no lograba tener familia.
– ¿Qué es un padre sustituto?
– Buenos días señora, vengo por lo del niño.
– Muy bien, ¿pasamos a la habitación?
– Mas o menos cinco, pero si usted acepta pueden ser más.-dijo, mientras sacaba un álbum-.
– Ahora, vea estos mellizos. En esa ocasión sí que me lucí. La mamá se portó estupendamente y todo lo hice en menos de cinco minutos: llegué y ¡paf, paf!, solo dos disparos y mire que bien me salieron los gemelitos.
– Con este niño batallé más. La mamá era muy nerviosa. Yo le dije: ‘Señora, usted vuélvase para el otro lado y deje que yo haga todo’ .. Ella se volteó y ya pude hacerlo.
– ¿Quiere comenzar?
– Está bien; voy por el trípode.
– Sí – dijo el fotógrafo – mi aparato es muy grande. Necesito el trípode para apoyarlo porque ni con las dos manos puedo sostenerlo bien y…. ¡Señora. ….¡Señora… Señoooraaa!, para donde va…no corra y ……………el niño….
Vieron a un especialista muy renombrado quien, tras varios estudios, les dijo que la solución era buscar a un padre sustituto.
La señora preguntó:
– Es un hombre seleccionado con mucho cuidado, que hace las funciones del esposo, para que la mujer quede embarazada.
La señora vaciló, pero su marido le dijo al doctor que no tenía inconveniente, con tal de realizar su ilusión de ser padres.
Días después contrataron a un joven para que, cuando él no esté, vaya a cumplir su tarea.
Sin embargo, un fotógrafo de niños había sido llamado a la casa vecina para retratar al bebé.
El hombre se equivocó y llegó a casa de la señora.
– Sí, pase usted. ¿Quiere tomar algo?
– No, muchas gracias. El alcohol no es bueno para mi trabajo. Además, quiero comenzar cuanto antes.
– Puede ser allí, aunque me gustaría más aquí en la sala; digamos que dos en la alfombra, dos en el sofá y también en el jardín.
– ¿Pues cuántos van a ser? – se alarmó la señora.
– Quiero que vea algo de lo que he hecho, tengo una técnica que le gusta mucho a mis clientas. Por ejemplo: mire este niño qué bonito; lo hice en un parque público, a plena luz del día; se juntó la gente para verme y hasta me ayudaron dos amigos, porque la señora era muy exigente: con nada le daba gusto. Para colmo, esa vez tuve que suspender el trabajo porque llegó una ardilla y comenzó a mordisquearme el equipo.
La señora estaba estupefacta. Escuchaba todo esto mientras el fotógrafo continuaba:
La señora estaba cada vez más asustada, oyendo al fotógrafo que continuaba:
La señora estaba a punto del desmayo.
El fotógrafo guardó su álbum y le dijo:
– Cuando usted diga -contestó ella-.
– ¿Trípode? -dijo, temblando, la señora-.
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El Prieto
Dos malandros llegan a un rancho arrastrando a un bato. Adentro, hay un Prieto de 1,98m y 130 kg mezcla de Yaqui con Africano, limpiándose las uñas con un cuchillo cebollero.
– Oye pinche Prieto, el jefe pidió que te cojas a este bato, para que aprenda a no hacerse el machito con nuestra banda.
Dos malandros llegan a un rancho arrastrando a un bato.
– Déjenlo ahí en un rincón, que más tarde me lo chingo.
Cuando los malandros se van el tipo dice:
– Por favor Señor, no me haga eso, si usted lo hiciera mi vida se termina, tenga piedad por el amor de Dios.
– Cállate el hocico guey y quédate quieto ahí
Al rato vuelven los malandros con otro pobre pendejo.
– Prieto, el jefe pidió que a éste, le cortes las dos manos y le perfores los ojos, para que aprenda a no tocar la lana de la venta.
– Déjalo ahí que dentro de un rato me encargo.
Una hora después traen otro cabrón.
– Prieto a este le cortas los huevos y la lengua para que nunca más se meta con las mujeres del barrio
-Tá güeno déjalo ahí en el rincón con los otros.
Finalmente traen a otro.
– Mira «Prieto», a este lo cortas en pedacitos y mandas cada pedacito para la familia!
En ese momento, el primer tipo le dice al Prieto, en voz baja:
–Señor Don Prieto, por favor no se vaya a confundir: ¡¡Al que se va a cojer es a mi ¿OK?