25 de mayo de 2006
Cuando uno viene de un país como México en donde si tienes el ojo razgado es porque eres chino, si estas pasadito de tueste es porque eres negro, si estas güerito es porque eres gringo o si estas cejón es porque eres árabe, es difícil imaginarse un país sudamericano en donde 49% de la población parecen indios de la India, 36% parecen africanos, 7% parecen indígenas y 3% parecen chinos, y sin embargo, todos son guyaneses y hablan inglés. Esto es Guyana. Una mezcla que se tiene que ver para creer.
Cuando uno esta en Guyana, entre casas de madera estilo inglés, en colonias perfectamente cuadradas con canales estilo holandés, en medio de mezquitas, templos hindúes, catedrales católicas, restaurantes de “fish & chips”, mercados de hamacas y vacas atravesando las calles es difícil creer que estás en Sudamérica. Y es que Guyana es un país tan multicultural que te creerías fuera de este mundo. Todas estas razas, que llegaron a esa tierra por azares del destino y no por voluntad propia (a excepción de los amerindios) han aprendido a vivir juntos y a convivir en una tierra del tamaño de Inglaterra pero con una población que sólo cubre 10% del territorio. 90% de la población vive en la costa, entre Venezuela y Surinam, y todo el resto del territorio, que tiene
frontera con Brasil está prácticamente virgen. Algo que me llamó la atención es que todos viven en la costa, pero nadie puede ver el mar, pues para protegerse de la marea construyeron un muro de unos 2 metros de alto todo lo largo de la playa. Para ver el mar te tienes que subir al muro, y de hecho este es el pasatiempo de los guyaneses sobre todo los fines de semana, irse a caminar sobre el muro. De todos modos el mar no es tan bonito ni azul, a pesar de que Guyana forma parte de los países del Caribe, y es que con todos esos enormes ríos que desembocan en el mar el agua es más bien bastante turbia. En realidad Guyana es el Amazonas Caribeño.
Guyana es uno de los pocos países en el mundo que lleva casi 50 años con una población estable y casi decadente… y eso a pesar de que las familias tienen 5 hijos en promedio(!) Esto porque el primer producto de exportación es la gente (a quien se parece…?), todos los que pueden se van a Estados Unidos, Canadá o Inglaterra, y ahora quedan menos de 750,000 habitantes en el país.
En Guyana, los africo-guyaneses presumen haber sido los que construyeron el país trabajando como esclavos de los ingleses desde 1700, y después de abolida la esclavitud se quedaron y siguieron trabajando. Por otro lado los indio-guyaneses que llegaron en 1838, traídos por los ingleses “por voluntad propia” para poder trabajar, después de un tiempo tenían dos opciones: si se querían regresar a la India los patrones ingleses les pagaban el barco, o si se quedaban les pagaban una suma de dinero. Muchos se quedaron, y ahora presumen haber sido ellos los que construyeron el país. Pero ambos grupos se olvidan de los amerindios, que ya estaban allí cuando todos ellos llegaron, y que han sido rezagados y desplazados al interior del país hasta convertirse en la población más pobre y con más carencias.
Lo más impresionante es que cada una de estas razas se ha amarrado tanto a su cultura que hay muy poco mestizaje (sólo 7% de la población). Las 3 razas más importantes, los indio-guyaneses, los africo-guyaneses y los amerindios por lo general conviven bastante bien y en paz…. excepto en año electoral…. Y 2006 es año electoral en Guyana….Desde 1992 está en el poder el partido indo-guyanés, que sacó del poder al partido africo-guyanés que había gobernado durante casi 20 años también. La cosa está así: el gobierno está formado por puros indo-guyaneses y la policia y los militares de puros africo-guyaneses…. asi que en la menor provocación los riesgos de un golpe de estado están siempre latentes. Para Naciones Unidas y la Cruz Roja Internacional, Guyana es uno de esos países considerados “olla express”, un país en ebullición que todos están esperando que explote. Las elecciones se han pospuesto ya varias veces debido a la inseguridad. Y es que Georgetown, la capital, se ha convertido en una de las ciudades más peligrosas del mundo. Los asaltos, homicidios y enfrentamientos entre razas son cosa de todos los días. Nosotros teníamos prohibido caminar en la calle por Georgetown, y hasta para ir dos cuadras mas lejos teníamos que hablarle al taxi. Un solo día se nos ocurrió echarnos una caminadita después de comer, estábamos textualmente a 3 cuadras del hotel, y en la primera cuadra nos detuvo un señor y nos dijo “por favor, no anden ustedes caminando así solos en la calle, son extranjeros… no saben todo lo que he visto…hace una semana asaltaron a unos aquí enfrente de mi.. hablen a un taxi y regresen de donde vienen”…. bonito eh?
Lo más chistoso es que no lo sientes. Georgetown no es como Puerto Príncipe, en donde hasta la tiendita de la esquina tiene un guardia armado, y los guyaneses son la gente más amable que he conocido nunca. Y miren que yo siempre defiendo y presumo a los mexicanos que somos tan acogedores, simpáticos, amigables, serviciales, etc, etc… pero los guyaneses me trataron como reina, impresionante. Con decirles que el ultimo día, el ama de llaves del hotel a la que vi creo 1 o 2 veces en toda mi estancia casi llora cuando me iba, recibí abrazos del conserje, la dueña del hotel, el taxista y del rasta vagabundo maniaco de la limpieza que se la pasaba limpiando las bardas todo el día y cantando Celine Dion.
El día que llegué a Georgetown me recibió en el aeropuerto el taxista de la Cruz Roja, Paul. De origen africano, lo primero que hizo fue detenerse en la carretera a comprarme una bolsita de piña con sal… la más dulce que he probado nunca. Segunda parada: una agüita de coco. Cuatro semanas más tarde, el ultimo día y de camino al aeropuerto, Paul me despidió otra vez con piña y agua de coco… Lo más importante es que todos esos detalles los sientes muy sinceros y auténticos, y sabes que no lo hacen por recibir algo a cambio.
Algo que me llamó mucho la atención fue en los bares, pues a las mujeres que piden cerveza te la dan con una servilleta y un popote!! Por cierto la cerveza guyanesa “Banks” es de las mejores cervezas que he conocido.
Georgetown me encantó, pero afortunadamente tuve la oportunidad de ver más allá de la capital. Gavin y yo fuimos a las Kaieteur Falls – que por cierto NO es la caída de agua más alta del mundo, pero no por eso deja de ser impresionante-. En medio de la selva tropical, llegas en una avioneta de 9 asientos, después de 1 hora sobrevolando la selva totalmente virgen, no hay ningún pueblo, sólo ríos y árboles, y a veces minas (y es que Guyana es gran productor de oro y diamantes), la vegetación es tan densa que no puedes ver la tierra, y cuando ves ese río que cae en un cañón a 300 metros de altura no puedes mas que creer en Dios. Creo sinceramente que es una de las experiencias más impresionantes que he tenido, aterrizas en medio de la selva y de ahí te vas caminando con el piloto del avión que resulta también ser el guía. Te va explicando
toda la vegetación de la selva tropical, con sus flores silvestres carnívoras, el ave “mock on the rock” que es tan anaranjada-rojiza que hasta te encandila, y es que uno a veces cree haber visto todo, y es un sentimiento divino cuando descubres que no…. que hay tantas cosas por descubrir y que aún tienes la capacidad de asombrarte …. Después vas llegando a un tipo de miradores en donde tienes diferentes vistas de la cascada -en uno de esos miradores te espera un pic-nic hecho por la co-pilota que además es la esposa del piloto…. la comida te sabe a gloria después de 2 horas de caminata, comiendo frente a la cascada y un enorme arcoiris-, vas acercándote desde la vista más alta y más lejana hasta llegar al río mismo y bañarte en él al mismo tiempo que comes sandía. Después, una siestecita sobre una piedra de río arrullándote con el sonido del agua que cae… Regreso a la pista de aterrizaje para abordar y regresar a Georgetown esa misma tarde. Por cierto que en el vuelo de regreso me tocó irme de co-pilota, y en ese avioncito que hasta parece de la 2da guerra mundial es toda una experiencia… nunca había visto tantos arcoiris en mi vida.
Les quiero platicar una anécdota que sucedió en esta excursión a las cascadas. Dentro del grupo había también una pareja de guyaneses, bastante chavos, alrededor de 20 años. Su primera vez en las cascadas (y es que la mayoría de los guyaneses no han ido nunca a las Kaeiteur por que es muy complicado – y caro – ir) igual era su luna de miel porque andaban demasiado melosos. La guía nos sirvió a todos un “rhum-punch” para eso de la hidratación. Todos nos los tomamos, mientras íbamos caminando dentro de la selva. En una de esas, el chavo guyanés se acaba su ron y se deshace del vaso de plástico, sin meditarlo dos veces, aventándolo al suelo…. Todos los demás que vimos eso (Gavin, Dylan un amigo inglés, el guía de turistas apasionado por la naturaleza…) no lo podíamos creer… Y obviamente el piloto le dijo “por favor recógelo y dámelo”. Pero este hecho me hizo reflexionar mucho en la diferencia entre los países desarrollados y menos desarrollados…. el nivel de conciencia de la gente, el chavo había pagado una buena cantidad de dinero por ir a ver un sitio natural y protegido, y aún así no lo pensó dos veces en dejar un vaso de plástico tirado, si supiera los millones de años que es necesario para que ese vasito insignificante se degrade!
También fuimos al sur de Guyana, con la frontera con Brasil, pues es una de las regiones en donde queremos hacer el proyecto. Cual va siendo nuestra sorpresa de ver que de repente la vegetación y el paisaje cambian totalmente, y que el sur es la sabana, casi el desierto y cuando ves eso hasta se te antoja cantar “jacuna matata”. Durante nuestra estancia tuvimos la suerte de ver un oso hormiguero, ¡ya se me había olvidado que existían! Pero lo que no sabía es que podían ser tan grandes y peludos! Hasta miedo me dio. En esta región de Guyana prácticamente toda la población son amerindios, cuando visitas sus pueblos, con las casas de techo de paja y en lugar de camas, hamacas la vida te da un coscorrón y te demuestra como hay gente que puede ser tan feliz con tan pocas cosas. Y es que en esta era en donde tienes que estar “conectado” al mundo exterior por medio de cualquier cosa (si no estás conectado al internet, entonces estás viendo televisión u oyendo el radio o leyendo el periódico o hablando por teléfono, o si no, entonces vas al cine…) es difícil imaginar qué hace la gente en medio del desierto sin ninguna de estas facilidades para no aburrirse? El avance más tecnológico que vi en estos lugares fueron las bicicletas. Eso sí, tienen una bebida hecha a base de mandiocaque te saca de cualquier aburrimiento, no se como la hacen, pero nos tocó ver a un viejito con un ataque de risa que hasta se te antojaba! Y es que no es cosa de todos los días ver a un viejito que le da el menso! Traía un ambientazo! Me dije, si la plena felicidad tiene una cara entonces es esa. Lo malo es que la condenada bebida sabe a madres, y miren que no soy muy difícil para nada que sea para llevarse a la boca, pero esto si que sabía asqueroso…
En esta región una vez más el problema es el agua. La gente consume agua de los pozos o de la lluvia. A veces los pozos son simplemente hoyos profundos en la tierra sin ninguna clase de protección y por eso en muchas ocasiones el agua está contaminada.
Una cosa que me encantó fue el concepto de reunirse a la sombra de un árbol de mangos. En todas las comunidades que visitamos coincidió que la gente nos invitaba a platicar abajo del árbol de mangos (había miles, pero todos verdes chihuahua… tuve que haber ido un mes después…). Yo pensé que sólo era una coincidencia, después amigos de la Cruz Roja me explicaron que es todo un concepto y que es ahí en donde la gente se siente a gusto y confiada para platicar. Y antes de que construyeran las escuelas, las clases eran justamente a la sombra de un árbol de mangos, y es que en esas comunidades no hay techo que dé una sombra más perfecta que un árbol de mangos.
Gavin regresó a Grenada después de 10 días y yo continué mi evaluación. Fui a otra región, esta vez al noroeste con la frontera con Venezuela. Una vez más, el paisaje cambió totalmente, esta vez había más ríos que árboles, cuando ves desde el avión no puedes entender dónde están los pueblos. Después, cuando vas en lancha por los ríos te das cuenta que los pueblos están escondidos entre la selva… aquí sí te sientes verdaderamente en el Amazonas. En esta región también tienen problemas de agua, la diferencia es que aquí no hay pozos, sino estanques o charcos, y es esa el agua que toma la gente. Y les quiero platicar que me lancé a la aventura y tomé agua de uno de estos estanques, el agua estaba clarita, clarita, hasta parecía Evian… pero no les quiero decir la nochecita que pasé… me ha dado tremenda diarrea que esto me motivó aún más a seguir haciendo este tipo de proyectos de promoción de acceso al agua potable. Obviamente en
tiempo de lluvias la gente consume el agua de lluvia, pero en tiempo de sequía a la gente no le queda de otra mas que tomar agua del río porque hasta los estanques se secan, o ir a riachuelos a recolectar agua, en canoas, y esto les toma entre 4 y 6 horas al día. Y nomás para platicarles, el agua de la llave del lugar en donde me hospedé era agua del río, una noche por equivocación al lavarme los dientes le di un traguito al agua, grave error, casi me vomito, y es que el agua de río en tiempo de sequía está súper salada, pues el nivel del río es tan bajo que se mezcla con el agua de mar. Pero no cabe duda que a todo se acostumbra uno…. y estas gentes se toman el agua del río como si fuera limonada, hasta en las escuelas en lugar del garrafón tienen un topper ware con agua de río para los niños.
Cuando ves y vives estas condiciones de vida no puedes dejar de creer en los milagros, sobre todo cuando te toca ver a una señora que tuvo gemelos con la pura ayuda de su suegra en el parto. Y es que estas comunidades tan remotas obviamente no tienen hospital, doctores ni nada que se le parezca. Hay un solo hospital por región, y un solo doctor (1 para 20,000 habitantes, y además, para variar, es cubano y no habla inglés! Me sigue impresionando Fidel….enviar doctores cubanos a las áreas más remotas del caribe, de Sudarmerica y del mundo! -parece ser que Pakistán está lleno de doctores cubanos también- pues son los únicos que quieren ir ahí es algo…. y realmente no se que haría la pobalción sin ellos. Un día cotorreando con uno de estos doctores en español me dice: “le puedo pedir algo a la Cruz Roja? Por favor mándenme libros de medicina en inglés, necesito aprender el vocabulario en inglés y obviamente en estas regiones ni soñar con una biblioteca o nada parecido”…. ). Las enfermeras del pueblo principal tratan de visitar las comunidades un mes si y un mes no, pero por la dificultad que es acceder a estos lugares (únicamente en lancha, no hay ningún camino, y es que Guyana en lengua indígena significa “la tierra de muchas aguas”) no lo pueden hacer muy seguido, y por ejemplo esta vez llevaban más de 6 meses sin ir a las comunidades. No les quiero decir el número de niños sin vacunar…
En esta región el principal producto es el palmito. Y si, el palmito es una de esas cosas que te las comes pero nunca te preguntas de donde vienen (por lo menos yo no)…. Son unos franceses que tuvieron la loca idea de construir una fábrica de palmito en medio de la jungla para exportar a Europa, y llevan ya 20 años con esto. En cada comunidad los hombres cortan el palmito y lo dejan en el «muelle» o a la orilla del río, cada semana pasa un barco y lo recoge para llevarlo a la fabrica en donde trabajan y viven casi 100 empleados. Ahí le sacan el corazón a la palma, lo cortan y lo enlatan, para después mandarlo a Francia, Italia, España… los guyaneses no comen palmito porque dicen que después “no se les para” (se los juro!).
Después de 3 semanas en Guyana volé a Surinam, desgraciadamente coincidió con las peores inundaciones en la historia del país, y es imposible hacer una evaluación en esas condiciones, así que estuve solamente 3 días en la capital Paramaribo y después me regresé a Guyana. Surinam es muy parecido y muy diferente a Guyana al mismo tiempo. La vegetación es similar, el Amazonas, muchos ríos… pero en Surinam hay menos amerindios y más “maroons”. Los marrones son los africanos traídos como esclavos por los holandeses, que para salvarse de trabajar como esclavos se escaparon al interior del país, que estaba virgen y desolado y se instalaron ahí, en plena selva amazónica. Y ahí llevan más de 300 años…. totalmente alejados de la civilización. No tuve la oportunidad de ir a esta región, pero amigos de la Cruz Roja que estuvieron llevando ayuda (comida, agua…) en aviones militares me pasaron algunas fotos que les estoy mandando…. cuando ves eso te creerías una vez más en África, no en Sudamérica, pero aquí está peor que en Guyana ¡Porque son sudamericanos que parecen africanos pero que hablan holandés!
Paramaribo es una ciudad bastante bonita y mucho más turística que Georgetown, visitada sobre todo por holandeses. La arquitectura es similar también, con edificios de madera estilo inglés u holandés. Además el país ha sabido explotar bastante bien el concepto de eco-turismo y tiene varios desarrollos de este tipo en el interior del país. En cuestión de seguridad Surinam es completamente diferente a Guyana, todas las razas conviven bastante bien y tienen estabilidad política.
Ahora, estoy de regreso a Grenada, tomando agua de la llave otra vez porque sale clarita – y es que en Guyana hasta el agua de la regadera está café- Estoy redactando el proyecto que va a presentar la Cruz Roja a la Unión Europea. Se va a tratar de trabajar en 30 comunidades, 15 en el sur y 15 en el noroeste de Guyana. Se va a hacer promoción a la higiene en las escuelas y a través de la asociación de padres y profesores y además se van a financiar “micro-proyectos” comunitarios, por ejemplo construir un pozo, proteger un pozo, construir letrinas, cisternas para recolectar agua de lluvia, mosquiteros para prevenir la malaria, etc. El proyecto va a ser de alrededor 800,000 euros en 3 años. A diferencia de Haití, si esta vez me ofrecieran desarrollar el proyecto creo que lo aceptaría, el país me encantó, se come excelente, tiene todas las frutas y verduras y la gente es buenísima onda, que más puedes pedir?
Si no, de regreso me perdieron la maleta, creo que las dos latas de dos kilos de palmito que traía resultaron sospechosas para la seguridad del aeropuerto, porque en Guyana me hicieron abrirla a media pista de aterrizaje, y una de dos, o pensaron que eran balas de escopeta o se les antojó y las guardaron para ellos… el chiste es que toda mi maleta desapareció y nadie sabe donde está… En Grenada están seguros que fueron los guyaneses los que se la quedaron, pues tienen fama de ratas. Pero bueno…. después de ver lo que vi estas últimas 4 semanas y de comprobar que la felicidad va más allá de cuestiones materiales y comodidades no me voy a poner a llorar por zapatos, cepillos o calzones.